Por: Alfonso Otoya.
Hoy más que nunca, se hace necesario un trabajo integral de docentes, directivos y padres de familia.
Dada la coyuntura de la pandemia de la COVID-19 y a propósito del Día del Maestro se hace aún más relevante su rol en los procesos de aprendizaje de los estudiantes y del fortalecimiento de la educación especialmente en zonas rurales.
De acuerdo con cifras oficiales del Ministerio de Educación Nacional, se estima que de cada 100 niños que empiezan la primaria, solo 44 terminan la educación completa. El panorama rural es aún más desalentador cuando se mira el abandono en los grados de noveno a once. Entre el 2015 y 2019, 104.000 estudiantes de básica-primaria abandonaron sus estudios; en la educación básica-secundaria 122.000 no regresaron a cumplir su ciclo y en la educación media, 42.000 estudiantes no culminaron la trayectoria esperada. Estas cifras demuestran los grandes retos frente a la permanencia escolar.
Con la crisis derivada de esta pandemia mundial, la educación en casa, la falta de conectividad y de elementos básicos, se prevé que la problemática aumente. Estamos en tiempos difíciles, pues nunca imaginamos que nuestros niños, niñas y jóvenes tendrían que distanciarse por tanto tiempo de los centros educativos, lo que nos plantea el gran desafío de cómo adaptar el modelo de educación para garantizar su aprendizaje y permanencia en el sistema educativo.
Hoy más que nunca, se hace necesario un trabajo integral de docentes, directivos y padres de familia. Es necesario el acompañamiento a los maestros más allá de los contenidos, el material pedagógico y la formación en el manejo de las tecnologías de la información aplicadas a la pedagogía, se hace primordial reforzar las competencias socioemocionales de los docentes. Esto puede hacer la diferencia entre lograr que los estudiantes continúen su proceso de aprendizaje o lo abandonen. Es igualmente importante mejorar en esta coyuntura la interacción docentes y directivos para promover un flujo de información que permita movilizar acciones que con mayor fuerza “conecten” a los estudiantes con sus procesos formativos.
Lo anterior requiere igualmente un importante involucramiento de las familias. En estos tiempos de aislamiento social, las familias están asumiendo un rol mucho más determinante y activo en la formación de los hijos. Madres, padres y cuidadores juegan en este momento un rol aún más esencial de acompañamiento y apoyo a los estudiantes para afianzar la continuidad en los procesos formativos y de enseñanza iniciados por la escuela. Para hacerlo, las familias necesitan también recibir guía, consejo y soporte.
Estamos ante un gran desafío. Debemos aunar esfuerzos para mantener a los niños, niñas, adolescentes y jóvenes enamorados de sus procesos de aprendizaje, mucho más ahora desde el reto que impone la virtualidad. En la Fundación Barco asumimos ésta como nuestra propuesta de valor, con el fin de contribuir a la permanencia escolar, principalmente en las zonas rurales del país y con énfasis en el tránsito de los grados de noveno a décimo.
En el marco del programa Escala, por ejemplo, trabajamos con comunidades educativas para identificar los aspectos, más determinantes para lograr que las niñas, niños y adolescentes continúen con sus estudios. Hemos identificado la necesidad de acompañar y apoyar a las instituciones educativas en procesos dirigidos a fortalecer competencias socioemocionales de los estudiantes, desarrollo de proyectos de vida, emprendimiento o empleabilidad pertinente y la cultura del cuidado.
Dado que la deserción es un fenómeno multicausal, el rol del docente es fundamental para lograr ese propósito superior de mantener a los estudiantes dentro del sistema educativo. Los maestros son piedra angular y hoy más que nunca necesitan del acompañamiento de todos, así como del gobierno, directivos y familias para mantener las dinámicas de educación desde el escenario desafiante que representa la coyuntura actual. Debemos seguir llevando a nuestros niños, niñas, adolescentes y jóvenes por la senda del aprendizaje y la permanencia, para que ellos mismos puedan construir desde ya, su futuro, el de sus comunidades, el de la sociedad y del país.
Director Fundación Antonio Restrepo Barco
Fuentes: La Opinión / LaOpinión.com.co / Vanguardia / Vanguardia.com