Con ocasión del Día Nacional del Maestro hablamos con varios docentes con los que venimos trabajando desde nuestras líneas de acción en materia de permanencia escolar, mejoramiento institucional para la calidad educativa y educación en el riesgo de minas antipersonal. Cada uno nos brindó su visión frente a los retos y dificultades que deben afrontar en los contextos territoriales de sus municipios y que afectan mayoritariamente los procesos de aprendizaje y la construcción de herramientas cognitivas y psicológicas para la vida de miles de niños, niñas, adolescentes y jóvenes que se educan desde las zonas rurales de nuestro país.
Establecimos esta comunicación con el ánimo no solo de destacar la labor de estas personas que a diario asumen la responsabilidad de formar a estudiantes en zonas rurales, sino con la intención de ponderar su esfuerzo en virtud de la búsqueda de soluciones conjuntas, que no solo involucren al entorno educativo, sino a todas las instancias de la sociedad para mejorar, fortalecer y promover la educación en todos los rincones del país como una apuesta que impulse no solo el campo sino a toda Colombia.
Desde la Fundación Barco desarrollamos estrategias para enamorar a niños, niñas y adolescentes de sus procesos de aprendizaje y hemos identificado, de la mano de estudiantes, maestros y comunidad algunos de los principales retos de la educación en la ruralidad. Entre ellos se destaca la necesidad de acompañar y apoyar a las instituciones educativas para fortalecer las competencias socioemocionales de los estudiantes, el desarrollo de proyectos de vida, emprendimiento o empleabilidad pertinente y la cultura del cuidado.
Pero esos no son los únicos desafíos que enfrentan los maestros y estudiantes en la ruralidad. Como lo señala Yurley Karime Contreras, directora del Centro Educativo Rural San Gil, en Sardinata, Santander, “los desafíos en la educación rural son muchos, primero el distanciamiento de las sedes educativas, segundo las vías, tercero los riesgos que se toman día a día y cuarto el acceso a internet”.
Sobre el acceso a internet, es bueno recordar que, a pesar de que, desde mediados del 2021, internet es considerado un servicio público esencial, las cifras del DANE indican que a noviembre del mismo año solo el 56% de los hogares colombianos tenía acceso. En las zonas rurales, el 23.8%, cuenta con el servicio, mientras en las áreas urbanas es el 66.6%. Esto pone en evidencia que las brechas entre las zonzas rurales y urbanas siguen siendo enormes.
La distancia y las dificultades de acceso son otro de los grandes desafios que enfrentan los maestros. Así lo subraya Alejandro Betancur, docente del Centro Educativo Rural San Gil, ubicado en la Vereda San Ramón, cuya sede educativa está en Las Mercedes, a tres horas y media de Cúcuta, “los desafíos que tenemos en esta zona rural dispersa de Colombia tienen que ver con la movilidad y es que nosotros los docentes los lunes tenemos que salir de nuestros hogares y vivir toda la semana en las veredas”.
Estos problemas afectan también a los estudiantes quienes además de encontrarse en ocasiones con limitaciones en cuanto al acceso a servicios públicos básicos como la luz o el agua, tienen que desplazarse a través de diversos medios y recorrer grandes distancias, que en ocasiones superan las siete horas, para llegar a sus escuelas y colegios, los cuales en muchas regiones de Colombia son carentes de lo esencial.
La falta de recursos y la precariedad en la que viven miles de familias impone retos adicionales y afectan la calidad del aprendizaje. A ese respecto, el docente Betancur subraya: “también tenemos retos muy grandes en cuanto a educación con nuestros estudiantes, pues en ocasiones sienten que sus proyectos de vida se ven coartados por la desigualdad, la injusticia social y la pobreza. En nosotros, encuentran ellos una motivación para seguir desarrollándose en la vida para un futuro”.
Una educación de calidad debe también tener en cuenta y valorar la identidad cultural de los estudiantes y sus comunidades. Cecilia Zalabata, miembro de la comunidad Arhuaca y supervisora de educación del departamento y quien hace parte del comité de educación como coordinadora, resalta que: “entre los hitos más importantes que he logrado en materia de educación ha sido tener autonomía que se ha logrado gracias a la lucha de las autoridades y los Mamos Arhuacos lo que ha permitido tener una educación más apropiada para la identidad y formación de los niños y jóvenes así como la posibilidad de tener un proyecto educativo comunitario con la participación de todos los estamentos”.
El apoyo a los docentes también es fundamental, tengamos en cuenta que un profesor fortalecido emocionalmente tiene herramientas suficientes para motivar a sus estudiantes a continuar con su trayectoria educativa. Esto, puede hacer la diferencia entre lograr que ellos continúen su proceso de aprendizaje o lo abandonen.
En el Día del Maestro queremos, desde la Fundación Barco, resaltar y enaltecer la valiosa labor de los profesores en nuestro país, más aún cuando conocemos los enormes retos que enfrentan todos los días para lograr una educación de calidad y pertinente en particular en las zonas rurales donde los desafíos y retos se multiplican y hacen aún más meritorio su trabajo a favor de la educación de nuestros niños, niñas y adolescentes. Queremos agradecer su compromiso, dedicación y su enorme valentía.
La mejor manera de celebrar el Día del Maestro es tomando conciencia de lo ardua e importante que es su labor y asumiendo todos la responsabilidad que tenemos para impulsar una educación de calidad para todos. Eso requiere, en particular, aunar esfuerzos para cerrar la brecha de calidad educativa entre la ruralidad y los centros urbanos.