Alfonso Otoya Mejía, director de la Fundación Barco. FOTO: Raúl Palacios / El País.
Por: Meryt Montiel Lugo.
Hasta el 23 de octubre estará abierta la convocatoria a la quinta versión del Premio Antonio Restrepo Barco, la mayor distinción que reconoce el trabajo de quienes abordan temas enfocados a mejorar el desarrollo de la familia como núcleo de la sociedad. Está dirigido a grupos de investigación de todo el país, y a estudiantes de maestría y doctorado cuyos trabajos se hayan publicado en los últimos 4 años. El estudio ganador recibirá $50 millones.
La entidad organizadora de este premio, la Fundación Barco, está dirigida desde octubre de 2017 por un caleño, Alfonso Otoya Mejía, economista de la Universidad Javeriana, con maestría en Administración de Empresas de la Babson College, de Boston, Estados Unidos.
El director de la Fundación Barco habló con El País sobre las acciones que viene desarrollando la entidad para contribuir al desarrollo de la educación de calidad en Colombia y por supuesto, el Premio Antonio Restrepo Barco.
Primero que todo, acláreme algo: ¿la Fundación Barco tenía otro nombre?
El nombre de la Fundación es Antonio Restrepo Barco, lo que pasa es que, por el tema de marca, de posicionamiento, para poder trabajar con un nombre más reducido, desde este año nos presentamos como Fundación Barco. Mucha gente decía Fundación Restrepo Barco, otra, Fundación Restrepo, otra FRB, entonces, eso generaba confusión en el mensaje, sobre todo en las comunidades.
¿Qué acciones desarrollan en la Fundación para cumplir con su objetivo de trabajar por el desarrollo de modelos educativos para enamorar a niños, niñas y adolescentes de sus procesos de aprendizaje?
La Fundación tiene cuatro líneas de acción. Una de ellas es de Permanencia Escolar, donde buscamos enamorar a los niñas, niñas, adolescentes y jóvenes de sus procesos de aprendizaje. Otra línea es el mejoramiento institucional de la calidad en la que hemos trabajado durante más de once años en buscar mejoramiento de calidad. Otra línea es la educación en la prevención de riesgos de minas, que también contribuye a eliminar una barrera para la deserción escolar, y por último, tenemos la innovación y gestión del conocimiento, en la que recogemos los aprendizajes de todas estas líneas de acción que nos permite crecer e innovar para proyectarnos hacia el futuro.
¿Cómo desarrollan estas líneas de acción?
En el tema de Permanencia Escolar tenemos tres proyectos que quiero destacar: ‘Escala’, un programa con el que estamos en 22 instituciones educativas en todo Colombia y lo que busca es hacer un diagnóstico de la institución educativa, para, verdaderamente, con la comunidad, identificar cuáles son las problemáticas que están causando la deserción en ese territorio específico. Lo que hemos encontrado es que las problemáticas son variadas de un lugar a otro y que hay que llevar estrategias diferentes y personalizadas para cada una de estas comunidades.
¿Cuáles han sido estas causas de deserción?
Este programa analiza las causas de la deserción a nivel de ruralidad, pero no una ruralidad lejana, sino en instituciones educativas que están a menos de una hora en vehículo terrestre de un casco urbano como Cali, Pereira, Medellín, Barranquilla. Estamos por ejemplo, en municipios como Guachené. No estamos en las ciudades capitales. Hemos encontrado en las instituciones educativas que hay temas de salud y cuidado personal; temas de oportunidades, es decir que los niños, niñas, jóvenes no encuentran que la educación les brinda la posibilidad de construcción de un modelo de vida. Eso está muy alineado con la pertinencia de la educación. Hemos encontrado también regiones donde se requiere la construcción de proyectos productivos porque las familias no tienen los ingresos suficientes para lograr que los niños permanezcan en las instituciones educativas después del grado noveno. Esos son algunos ejemplos, pero hay muchos más.
¿La Fundación ayuda con aportes económicos, recursos humanos, cómo?
Una vez identificado el problema, identificamos cuáles son los programas que han sido exitosos a nivel nacional o internacional y los llevamos a la institución educativa, sin ningún costo para esta. Si es una intervención de capacitación docente corremos con todos los gastos, con recursos propios de la Fundación y le hacemos acompañamiento. Este programa dura alrededor de cinco años en cada una de las instituciones educativas. Cuando se ha solucionado el primer problema, miramos cuál era el segundo en la lista y lo entramos a abordar igualmente.
Además de Escala, ¿qué otros programas tienen?
Hay uno en alianza con ISA y el PNUD (el programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo), desde hace doce años. Se llama Conexiones para el Desarrollo. Es un programa con el que buscamos fortalecer la calidad educativa, pero no solo la calidad de educación medida bajo las Pruebas Saber, sino de todos los procesos de la institución educativa: administrativos, pedagógicos, de relacionamiento con la comunidad. Con este programa hemos podido establecer relación con 298 establecimientos educativos, se han beneficiado 125.000 niños y hemos tenido contacto con 3800 maestros. Hacemos un diagnóstico de la institución educativa respecto a las variables de calidad que tiene el Ministerio de Educación; encontramos las áreas de mejora para cada una de estas variables y hacemos el acompañamiento para mejorar los procesos de calidad de las instituciones, capacitamos a los docentes sobre cómo realizar las distintas cartillas de recomendaciones del Ministerio, lo cual les da acceso a mayores recursos y garantiza que los procesos quedan dentro de la institución educativa, independientemente de que los maestros estén hoy o no.
¿Si alguna institución necesita de la ayuda de la Fundación qué requisitos debe cumplir?
En nuestra página www.fundacionbarco.org pueden contactarnos. Y a raíz de ese contacto podríamos mirar en cuál de nuestros programas o proyectos podría encajar la institución.
Otra gran tarea de la entidad es la educación en el riesgo de minas antipersonal. ¿Cuál es el panorama hoy sobre esta situación?
La Fundación lleva 13 años haciendo educación en la prevención de riesgos de minas. Las cifras de víctimas por accidentes con minas antipersona y artefactos y municiones sin explosionar han visto una reducción importante desde 2017, con altibajos, pero su pico comenzó a caer desde 2017. Sin embargo, tenemos que entender que el territorio quedó contaminado con estos materiales. Si bien el Gobierno hace una tarea para descontaminarlo, esto es muy difícil porque fueron muchos municipios, muchas hectáreas de tierra y, además, porque algunas organizaciones ilegales hoy contaminan el territorio igualmente. Entonces con Pasos Seguros lo que hacemos es ir hasta esas comunidades y educarlas en comportamiento seguro. Pasos Seguros es una alianza con USAID Colombia, Computadores para Educar y Discovery Channel. Esta alianza tiene tres componentes. Uno es Comunicación, donde hemos creado unas cápsulas y una miniserie animada que está en el Canal de Discovery y en nuestro Canal de Pasos Seguros en You Tube donde, de manera sencilla, se les cuenta a los niños y a los adultos cómo adoptar comportamientos seguros.
Adicionalmente, vamos a 44 municipios de Colombia de altísima presencia de artefactos explosivos a hacer un acompañamiento a las autoridades locales: a los alcaldes para incorporar dentro de sus estrategias y planes de Gobierno el comportamiento seguro en ERM (Educación en el riesgo de Minas Antipersonal) y la línea de atención para víctimas. Y posteriormente, en el último nivel, vamos a las comunidades directamente y con los materiales pedagógicos creados, damos talleres a las comunidades y dejamos los contenidos en los territorios, capacitándolos en prevención del riesgo de minas.
Con el Premio Antonio Restrepo Barco contribuyen a la promover la investigación sobre la familia. ¿Cómo han implementado las estrategias y soluciones que han presentado los investigadores que han ganado las versiones anteriores del concurso?
Lo que nosotros buscamos es incentivar la investigación sobre un tema, una problemática que poca divulgación tiene. Hasta ahora no hemos hecho intervenciones para implementar alguna de estas investigaciones. Lo que básicamente hacemos es una convocatoria a los investigadores para que sus trabajos sean reconocidos y lo que posteriormente hacemos con los trabajos ganadores es hacer unas cátedras itinerantes donde generamos un proceso de debate en la comunidad académica sobre el trabajo destacado. Igualmente, tratamos en las redes social y seguramente en unos meses vamos a tener en nuestra página web, todos los trabajos a disposición del público en general para que se documenten sobre lo que está diciendo la academia al respecto de la familia y los distintos problemas que la academia está trabajando sobre la familia en Colombia.
¿Ustedes buscan que las investigaciones estén enmarcadas en la familia tradicional o en cualquier tipo de familia?
Una de las problemáticas que se estudia en la academia es cuál es la estructura de la familia colombiana y ese es uno de los factores de análisis. Y no es el único que premiamos y no demarca ni determina el premio en sí. Ese puede ser un campo de investigación, pero nosotros también hemos visto premios que se han otorgado sobre la migración en Colombia y su afectación a la estructura familiar. Entonces, no es un tipo de familia, la fundación no está determinando esa línea, lo que busca simplemente es desde el análisis académico de los trabajos, otorgar un reconocimiento a la investigación que, según unos jurados independientes a la entidad, logra los mejores estándares de calidad en investigación frente a los problemas de la familia, cualquiera, no tiene que ser exclusivamente de su estructura, puede ser de su problemática económica, demográfica, de movilidad social, comportamiento psicosocial. Lo que se premia es la calidad de la rigurosidad de la investigación, más allá de la temática.
¿Si en manos de usted estuviera formular políticas públicas en favor de la familia o de la educación, cuáles propondría?
Más que en el tema de familia, formularía políticas en el tema de educación, el cual es en el que la fundación ha almacenado conocimientos y experiencias y lo enmarcaría en la temática de la permanencia escolar. Es importantísimo para nuestro país buscar mecanismos eficientes de retención de los niños en las instituciones educativas. Un niño que sale de la institución educativa después de noveno es realmente una pérdida social. Tenemos que procurar que los niños rurales, que no alcanzan a sumar mucho en los grandes números de las estadísticas de nuestro país, no abandonen la escuela en noveno, décimo, antes de culminar su bachillerato. Y lo que buscaría son políticas públicas encaminadas a garantizar que la educación en la ruralidad colombiana sea pertinente, en garantizar que la educación les permita a los jóvenes realizar la construcción de modelos de vida y que les permita soñar con un futuro próspero que es lo que debe buscar la educación.
Fuente: El País